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El Chamanismo como camino creativo

Tigre chamanico

El Chamanismo como camino creativo

Si pudiese resumir en dos palabras qué es para mí el Chamanismo, diría que son todas aquellas prácticas que conectan al ser humano con sus dones naturales de clarividencia, curación y conexión con las fuerzas de la naturaleza.

Solemos identificar el chamanismo con un escenario de hombres y mujeres con vestimentas de colores, adornados con plumaje que cantan y bailan alrededor del fuego. También vemos al chamán como una figura poderosa que sana a las personas con las manos, cantándoles y dándoles medicinas. Todo esto es correcto en cuanto a que buena parte del Chamanismo que ha llegado a nosotros nos ha transmitido esta imagen, que en realidad no es tan lejana de lo que eran los curanderos (magos y brujas) que existían en un tiempo y de los que, después de siglos de ortodoxia científica en occidente, nos hemos olvidado. Como suele ocurrir buscamos muy lejos lo que tenemos muy cerca, ya que todo ser humano tiene el don de auto curarse, de sentir o incluso de ver la energía, percibiendo el propio campo energético y el de los demás. Como seres humanos tenemos la necesidad de abrirnos a la vida, de conectar con los elementos: bañarnos en el agua, correr en el viento, encender un fuego y caminar descalzos sobre la tierra, comunicar con nuestro ser y con los espíritus que nos rodean. Sobre todo liberarnos de los pesos ancestrales de sacrificio y sufrimiento que hemos heredado de nuestra historia y de nuestros padres.

Los chamanes de América, de Siberia y de otras tradiciones no ven a sus ancestros como una carga. Ellos honran a sus antepasados, hablan con ellos y sobre todo no consideran como sus ancestros únicamente a los de su linaje, sino también a los árboles, las piedras, el sol, la luna, las estrellas. Ellos creen que todo lo que existió antes de nosotros debe ser honrado porque gracias a todos ellos estamos aquí. Después de varios años como facilitadora de Constelaciones Familiares, viendo sanar muchas relaciones y soltar mucha carga familiar, empecé a practicar el arte chamánico y me di cuenta del enorme potencial energético y de los dones que tenemos como raza humana, los cuales estamos derrochando por estar llevando el peso del pasado o actuando según programas repetitivos que heredamos inconscientemente. 

El ser humano es sustancialmente un animal creativo. Esto quiere decir que, aún manteniendo características propias de los animales, también posee una parte mental, otra emocional y otra espiritual que, al colaborar entre ellas, permiten que sus actos se transformen en obras de arte. La misma vida es una obra de arte y, cuando nos prestamos a ser un canal y a dejarnos atravesar por este aliento vital, nuestros actos dejan de ser condicionados y se vuelven actos creativos, incluso sagrados en cuanto a expresión de nuestra divinidad. Es decir, en un momento dado podemos crear nuestra propia realidad simplemente conectándonos a esta corriente que llamamos vida. La única limitación que tenemos para poder ser artistas de nuestra propia vida es debido a que no estamos constantemente conectados, ya que venimos de siglos de predominio de la mente sobre el resto de las facultades humanas. Por lo tanto, ahora que el ser humano está despertando, en el sentido de que está alineándose con su sentir, es el momento de volver a aprender a ser canales y a usar nuestros dones para crear una nueva humanidad.

En la mayoría de la tradiciones chamánicas es determinante vivir con un propósito o intento, puesto que desde ese lugar podemos enfocar nuestra energía y a la vez lograr que nuestro propósito se coordine con los de la Tierra, como son evolucionar, crear abundancia, armonía, hermandad y amor. Puede ocurrir que no nos resulte sencillo crear un propósito cuando estamos perdidos y que incluso nos cueste elegir qué comer. Esta confusión se da cuando no estamos en nosotros mismos, cuando nuestra energía está atrapada en algún otro lugar, como en una situación externa, una conversación vivida o algún suceso del pasado. En el chamanismo hay varias formas para recuperar partes de nuestra energía. Algunas muy simples, que podemos practicar a diario para estar presentes en nosotros, y otras para casos más puntuales, durante una sanación chamánica, como la recuperación del alma. 

En otras ocasiones queremos realizar proyectos o enfrentarnos a situaciones que consideramos difíciles y no nos sentimos con fuerza suficiente para hacerlo. En estos casos, saber conectar con el propio animal (o animales) de poder nos puede facilitar el camino. Así podemos invocar algunos de nuestros ancestros para que nos aporten cualidades y dones que en ese momento no podemos ver y reconocer en nosotros. 

En general abrazar estas tradiciones nos devuelve un saber milenario que está ahora de nuevo al alcance del ser humano, para que pueda dirigir el timón de su propia vida.

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